Viernes 12 de mayo de 2006
Un proyecto fuera de controlLuego, la mano dura del foxismo
EN EL amanecer de este siglo, al principio del gobierno que más mexicanos ha expulsado de su país por pobreza; el gobierno del crecimiento cero en economía, el gobierno que acaba de endeudar a los mexicanos con más de 8 mil millones de dólares para Pemex, el gobierno que en promedio no creó ni un solo nuevo puesto de trabajo, el gobierno que enriqueció a la familia de su primera dama, el gobierno que decidió mancharse las manos con la sangre de los jóvenes que no creen en él, y que asegura que el mejor camino es el que ha trazado, el tema Atenco ya estaba sobre la mesa.
UN PRESTIGIADO consultor de apellido rimbombante y que hoy está metido en la carrera política, llevó al despacho de Santiago Creel Miranda, entonces titular de la Secretaría de Gobernación, el proyecto de lo que sería la mayor, la mejor obra del sexenio panista: el aeropuerto que sustituiría al actual en la ciudad de México.
EN EL diagnóstico realizado por la firma que encabeza ese político, se subrayaba, como primer paso para lograr la meta propuesta, el inicio de una labor de convencimiento entre los pobladores de Atenco, de sus autoridades políticas y de los líderes reales de la comunidad.
EN ESE mismo proyecto se decía que el menor precio a pagar por la tierra era de siete dólares por metro cuadrado. Pero además se advertía que el uso de la fuerza sería un último recurso, pero que todo movimiento debería ser guardado en el mayor sigilo. El anuncio de tal empresa sería el último eslabón del plan.
PERO LAS cosas no sucedieron como lo delineaba el proyecto. Lo primero que se hizo fue anunciarlo, después alterar el precio original: la oferta del gobierno federal fue de siete pesos, no dólares, y antes de que se iniciara el diálogo conciliatorio de donde se desprendieran acuerdos, vino el tolete, los gases lacrimógenos, la cárcel, la represión.
EL HOMBRE que lidera la firma consultora cuenta la historia y advierte que aún no se explica por qué las cosas se dieron exactamente al contrario de como se habían diseñado, y se escandaliza, desde su postura como político, de la reacción de los machetes, y se horroriza por la brutalidad extrema con que actuó el gobierno de Fox.
Y ABRE los ojos y se incomoda, y cierra la boca frente a la tesis de que el gobierno pudo haber usado el conflicto de Atenco para poner un ejemplo de la "mano dura" que promete Felipe Calderón, su candidato en la campaña por la Presidencia de la República.
PERO ESTA vez todo parece indicar que al gobierno se le pasó la mano. Confiado en que la represión en Guadalajara, cuando los jóvenes altermundistas fueron vejados, golpeados y encarcelados, dejó al gobierno panista de Jalisco impune, se fueron con todo contra los de Atenco.
ADEMAS ESTABA el episodio, el experimento de Sicartsa, en el que un gobernador de izquierda quedó impune ante la ley, como para callar las expresiones de justicia que bien habría podido exigir, por ejemplo, el PRD. La sentencia podría haber sido: Todos involucrados, todos sucios, todos impunes.
PERO AHORA, al final del sexenio más tormentoso y más inútil del último medio siglo, Atenco muestra y marca el futuro que promete el dúo Fox-Calderón.
DENTRO DE muy poco tiempo se habrá de definir cuál es el camino que requiere México, y éste, el de la continuidad, no parece ser el más promisorio para el país. Ni modo.
Un hecho, dos visiones
SIN SIQUIERA mirar, aunque fuera por encimita, el sangriento episodio de Atenco, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal se congratuló de que México -por no decir el gobierno de Fox- será miembro del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas. El mismo día, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, José Luis Soberanes, calificó el mismo hecho de "una farsa", de una "situación cómica". Andando la carreta las calabazas se acomodan, ni duda cabe.
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx ciudadangel@hotmail.com
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