Atestigua en Coahuila los estragos causados a los obreros por el frenesí privatizador
"Ya va siendo hora de que dejemos de cosechar derrotas", asevera Marcos
Monclova, Coah., 19 de noviembre. Aquí también ha muerto la Revolución Mexicana. En esta que fue alguna vez la ciudad emblemática de la industria acerera, la otra campaña fue recibida por trabajadores que han experimentado los efectos del frenesí privatizador neoliberal. De los 20 mil empleados que tenía Altos Hornos de México (AHMSA) cuando era una importante paraestatal a los 5 mil que quedan ahora que la controla el magnate Alonso Ancira, socio de Raúl Salinas de Gortari, la empresa da la medida del desempleo y el desamparo laboral; es decir, la pérdida de las conquistas obreras del periodo posrevolucionario.
Llevando al frente al subcomandante Marcos, la otra campaña de Monclova marchó desde los Cuatro Picos, frente a las instalaciones de AHMSA, al centro de la ciudad, donde se efectuó un mitin en el cual Raymundo Romo, ex trabajador de la empresa, denunció la corrupción de las dirigencias sindicales de los minero-metalúrgicos (tanto la del defenestrado nepotismo de Napoleón Gómez Urrutia, Napito, como la endeblemente impuesta por el gobierno foxista), siempre obedientes a la voz del amo para llevarse una buena tajada. "Los trabajadores debemos estar en condiciones de asumir el control de la producción", dijo en la plaza, testimoniando las deterioradas condiciones de trabajo de los metalúrgicos. Esto, en un país donde el sindicalismo y el derecho de huelga, viejas conquistas posrevolucionarias, son hoy vistas como un crimen contra las leyes que importan, las del mercado.
El subcomandante Marcos se había dirigido el sábado a centenares de personas, en su mayoría jóvenes, en la plaza Nueva Tlaxcala de Saltillo, frente al palacio de gobierno: "Ya va siendo la hora que dejemos de cosechar derrotas. Les llegó la hora a ellos, les toca perder a los de arriba. Tenemos que aprender a ganar por nosotros mismos, no para que llegue otro al poder, no para que otro se enriquezca, sino para que todos parejos podamos vivir en un México justo y digno, otra patria, la única que va a ser posible levantar, la de abajo, la de la izquierda". Esto, tras encabezar también una marcha de centenares de personas por las calles de la capital. "Hemos descubierto que en Coahuila no gobierna Moreira; aquí mandan la leche Lala, la industria Peñoles y Aguas de Barcelona", sentenció.
"Queríamos saber si lo que dice el que está aquí arriba a mi derecha, el góber precioso del norte de la República, Humberto Moreira, es cierto: que todo está bien, que hay mucho apoyo y la gente vive feliz. Y hemos encontrado que sí, hay grandes proyectos, mucho apoyo, pero para los grandes empresarios. En el extraño mundo de Moreira los de abajo no existen como no sea para humillarlos, despreciarlos y reprimirlos", agregó en Saltillo.
Recordando la primera etapa coahuilense de su recorrido, en la Comarca Lagunera, Marcos apuntó: "este señor ha dedicado su tiempo, su esfuerzo y el dinero a promoverse como si fuera un producto que no sirve para nada, como la mayoría de los la clase política mexicana. Ellos piensan que pueden doblegar a los de abajo a través de engaños, pero si estas gentes que me escuchan voltean a su mesa van a descubrir que cada vez hay menos alimento y sube más el precio del agua potable y el transporte".
En Saltillo los manifestantes eran en su mayoría jóvenes, muchos de ellos punk, tan heterodoxos que le regalaron al delegado Zero un tradicional y colorido sarape. El jefe rebelde agregó: "piensan que van a doblegarlos, y no saben que cada estoperol, cada piercing, cada tatuaje, cada centímetro de negro en sus ropas es una cuenta que van a cobrar a quienes los criminalizan y persiguen. Porque va a llegar ese día, como llegó para los pueblos indios de Chiapas".
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