sábado, junio 03, 2006

Desde el penal de Santiaguito

Señora directora: Le solicitamos publicar la siguiente carta.

Para las mujeres sin miedo:

Hermanitas, hoy el día se tornó de nublado a despejado y soleado. Imaginé sus caras sin conocerlas, sus ojos sin verlos, sus manos sin tocarlas. Un abrazo con el corazón, palpitando palabras, gritos, lágrimas, risas. Ustedes las que han velado nuestras celdas, nuestros sueños, y tal vez las palabras y letras en este papel no alcanzarían para dar las gracias a ustedes y a toda la gente que no nos ha olvidado. Ustedes no sólo se han ganado nuestro respeto y admiración, sino más allá de lazos de compañeros y libertarios, son lazos de hermandad y familia, una gran familia que a pesar de la circunstancia hemos logrado hacer.

Y pues, mujeres, gracias a ustedes hemos llegado aquí cada uno de nosotros, pues ustedes representan a las que nos cargaron durante nueve meses, a las que les compartimos nuestras penas, a las que besamos y acariciamos, que en resumidas cuentas son madres, hermanas, parejas. Al fin y al cabo, ¿qué seríamos sin ustedes, sin su puño en alto a nuestro lado caminando el mismo paso, el mismo camino de la revolución, del compañerismo libertario, sin importarnos que en aquel sendero sólo se observen humo, botas, toletes y escudos? Sabemos que cada uno de nosotros, en conjunto, unidos podremos tirar no sólo eso, sino los muros que pudieron encerrarnos, utilizando aquello a lo que a ellos les da miedo, nuestra conciencia, nuestra razón, la verdad que ellos no quieren ver pero es realidad. El miedo que ellos tienen es que aquellos senos y ovarios que los poderosos pensaban dormidos se levanten ante las violaciones y golpes que a nuestras compañeras les hicieron. Por eso y muchas cosas más estamos orgullosos de ustedes, de esas mujeres valientes, sin miedo.

Carnalitas, sabemos que ustedes representan a todas aquellas mujeres de los demás pueblos mexicanos, del mundo, de otros países, que están solidarizándose con nosotros más y más, que ustedes son más que aquello que puede procrear y amar, son más que eso que llamamos mujeres, por el solo hecho de arriesgar su propia vida por nosotros. Ustedes y las presas políticas se ganaron eso y más.

Les escribo por los compas que me han acompañado en esta celda, y en los que no lo hicieron fue porque la distancia, las rejas, paredes y candados se los impidieron. Aquí uno de los compas les escribe unas líneas... (David Medina Nery)

"A ustedes, queridas compañeras, no tengo con qué pagarles estos momentos que están allá afuera, dándome de su alegría en este trance tan difícil de mi vida.

"Aunque estoy tras barrotes estoy valorando la amistad de mis compañeros de celda.

"Estoy agradecido con Dios porque valoro lo que viví allá afuera con mi familia y mis amigos, pero valoro estos momentos que vivo aquí con mis compañeros. Ahora los considero mis hermanos del mismo dolor, que compartimos con ustedes mujeres de México y de otros pueblos. No tengo otro modo de decirles gracias, sino este. Que Dios las bendiga y les dé fuerza para seguir adelante."

Queridas hermanas, espero que estas líneas que han salido como el palpitar de nuestros corazones les den ánimos para que nunca nos olviden, pero sobre todo no olviden a las compañeras. Las queremos.

Reciban un saludo y abrazo de todo corazón libertario.

Presos de Atenco, penal de Santiaguito, Almoloya de Juárez

1 comentario:

El Color de la Palabra dijo...

Buena pag compa, en una chance te linkeo, buenas ligas, buena informacion.
La lucha sigue y sigue y sigue y sigue!!!