domingo, junio 04, 2006

El filo de un tridente contra lo pluricultural

El gobierno y los medios en su papel de represión en tres actos

El filo de un tridente contra lo pluricultural

¿Alguien golpea la puerta de mi casa?

Entran rompiendo todo

Oscar Oliva

(Del poemario Estado de Sitio)

Aldo

Este artículo nace a raíz de una entrevista publicada en 3 partes en el periódico La Jornada donde el periodista Hermann Bellingausen al Sub-comandante Insurgente Marcos. En la conversación, el vocero zapatista se refiere a los acontecimientos recientes de Atenco, donde afirma que actualmente en el Estado Nacional mexicano atraviesa una grave crisis1 y por lo tanto los políticos, y el mismo gobierno han dejado de representar a la sociedad, y ese vacío está siendo llenado torpemente por los grandes consorcios de comunicación. Y continua: antes, la clase política gobernaba a los medios, luego en el periodo de crisis gobernó con los medios, y ahora es gobernada por ellos.2

Basándome en la última cita es que la labor consistirá en las tres perspectivas mencionadas, cada una con diferente forma y motivo de represión. La reprimenda policíaca es lo mismo aquí en Atenco que en Chile, en Guerrero y China, en el Salvador que en Francia, una característica las une la verticalidad del que porta un garrote, los arriba en gradaciones, en estratos pero que con su actuar se degradan en simios inexorablemente. El golpe, el dolor, la sangre siempre recae en el sujeto relegado los de abajo. Así el gobierno somete al pueblo, del poder a los pobres, de la fuerza policíaca y militar a la palabra sencilla de los marginados –por el sólo hecho de pensar diferente–, y ya no sólo por pensar diversamente, sino por no acatar el mundo virtual que imponen.

Entonces los momentos que han marcado la historia de nuestro México se dan en un espacio de 40 años, tiempo en que se da la transición del gobierno-prensa. Estas dos partes están presentes en los acontecimientos de Tlatelolco, 1968, Acteal, 1997 y Atenco 2006.

Tlatelolco 68

Jean Paul Sartre, en su libro Situations VIII, Alrededor del 68,3 menciona que la palabra genocidio existe en el siglo XX, y se forja entre las dos guerras mundiales, pero que el acto genocida es tan antiguo como la humanidad y continua diciendo que hasta ahora no existe alguna sociedad que se haya salvado de cometer este crimen. Y refiere que últimamente se cometen debido a los grandes intereses capitalistas con fines políticos.4 Comprendiendo esto, es posible entender el actuar del gobierno de Díaz Ordaz, quien presionado por las grandes inversiones extranjeras capitalistas –que tenían fines económicos en los Juegos Olímpicos de 1968–, llevó a cometer el acto genocida con total libertad para reprimir todo cuanto fuera juventud pensante, todo aquel que se saliera del “status social” preestablecido.

Cristóbal Caudwell, menciona en el capítulo de Pacifismo y Violencia,5 que la propiedad privada sólo puede protegerse mediante la opresión.6 Es entonces que el gobierno capitalista se encarga de someter a un pueblo envolviéndolo en el discurso progresista, pero Caudwell, señala que en tanto la economía de los poderosos es una fuerza constructiva positiva, esa violencia permanece oculta.7

Los medios de comunicación habituados en la sociedad mexicana y condicionada como progresista8 no se sorprenden ni manifiestan una contrariedad cuando las tropas del Ejército Mexicano toma las calles de la Cd. de México y realiza una pasarela bélica en el Zócalo mostrando el poderío armamentista a los estudiantes, por el contrario alaban la acción “comprendiendo”, que es por el bien del progreso.

Esta actitud condescendiente de los medios de comunicación y la sociedad, permite que el gobierno y su “eximio” presidente Díaz Ordaz, –quien manifestaba a todos lados a donde iba el viento que él era el Estado–, como máximo representante de las fuerzas armadas, conlleve a realizarse como un sujeto dictador. Decide actuar como un tirano, como cesar despótico, como rey medieval o como un inquisidor para reestablecer un “orden” que el mismo gobierno ha provocado con su represión. El violar las instituciones educativas, bajo un velo negro que tapa a la sociedad en general es “normal”, pero sobre todo a la prensa quienes como estatuas o espectros se dedican a dar el visto bueno, agregando que es justo y necesario.

El 2 de octubre se congregaron los estudiantes en la Plaza de las 3 Culturas para realizar una marcha pacifica, entonces el ejército empezó a rodear las calles cercanas. El gobierno sabía que necesitaba un motivo para que se diera la acción, pero ese motivo no podía venir de la inteligencia estudiantil. El pretexto era inconcebible en los estudiantes, quienes al darse cuenta de las tropas militares merodeando Tlatelolco, sobriamente deciden cancelar la marcha y piden a todos que se retiren a sus casas. Es entonces que el motivo surge de manera absurda entre las mismas fuerzas represoras. Desde un edificio –donde se habían infiltrado antes el Batallón Olimpia–, ellos, disparan a los soldados, provocándolos. y el ejército responde convirtiéndose la Plaza en una zona de guerra, siendo que los estudiantes se encontraban en fuego cruzado, siendo el blanco de las fuerzas represoras. Quizás el ejército desconocía la verdadera intención, quizás no lo supieron al instante, pero respondió el fuego y tenían en la mente que eran los estudiantes los culpables de las balas desde el edificio, entonces puedo decir que sólo los de arriba: el gobierno, sabía como iba a mover las piezas de este ajedrez de la muerte.

Ya había mencionado Caudwell que mientras todo marche bien en el sistema, la violencia es silenciosa, que no deja de existir, pero que una vez que la presión revolucionaria se desarrolla la coerción se manifiesta de una forma sangrienta o a una escala amplia9. Así Ordaz, bajo presión no sólo nacional sino extranjera nos lleva a un acto genocida dando por resultado cientos de muertos, desaparecidos y heridos.

Mientras los medios de comunicación sólo “juegan el papel” de informar. Según el testimonio de un vecino de Tlatelolco, señala que escuchó la balacera, que se extendió por horas y después hubo persecución de estudiantes, por lo que al día siguiente prendió la televisión para ver el noticiero de las 7 de la mañana, y que sorprendentemente, el conductor Jacobo Zabludowsky, sólo menciona que hubo un zafarrancho en Tlatelolco y que al parecer habían lesionados y termina diciendo que es lamentable que informen eso, cuando lo que sucedió fue una verdadera masacre.10

En el documental del Canal 6 de Julio, se exhibe titulares de los periódicos con que salio la edición del día siguiente de la masacre, comentando la “verdad” de lo que pasó en Tlatelolco, por ejemplo, El sol de México, en su titular dice: Barrió el Ejército con un foco de subversión en Tlatelolco.11 El periódico Novedades refiere que El Ejército mantiene la tranquilidad y se informa oficialmente de 29 muertos; en un pequeño sumario que aparece abajo, agrega: El Senado condena la agitación y dice que hay naciones y extranjeros con propósitos antiamericanos y muy peligrosos.12. Por otro lado, Elena Poniatowska, exhibe diez titulares que aparecen en las páginas del libro La noche en Tlatelolco13 donde destaca por su tajante versión de los hechos el diario El Universal, que publicó como titular: Tlatelolco campo de batalla – Durante varias horas terroristas y soldados sostuvieron rudo combate.

Vemos como la prensa es cómplice, como están muy lejos de los hechos donde destacan un miedo, miedo al comunismo, al terrorismo, al desorden, y por eso en sus notas indican que hay francotiradores, que hay subversión. Su papel en esta masacre es entonces secundario y se intensifica cuando Ordaz declara oficialmente lo siguiente: Asumo íntegramente la responsabilidad, personal, ética, social, jurídica, política, histórica por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos… 15 Nadie solicitó un juicio político por parte de prensa, no tienen ese peso ni poder, mucho menos los senadores quienes no tienen voz ante el presidente, sólo los estudiantes y organizaciones sociales, pero claro, ya habían sido tachados de comunistas y traidores a la patria, en una clara paranoia que más tarde en investigaciones de la CIA publican en una carta que no hubo movilización de Cuba ni de la URSS acerca de lo que sucedido en México.16 Pero a pesar de que Díaz Ordaz asume todo ¿quién podía hacerle pagar el crimen?

Acteal 1997

Cristóbal Caudwell, señala que cuando una economía capitalista se resquebraja por sus propias contradicciones, cuando el beneficio privado se ve como un perjuicio público, cuando la pobreza y el desempleo aumentan ante los medios para crear la abundancia, la violencia burguesa sale más al descubierto.17 Y a mediados de los años noventa surge una crisis. Se realizan fugas de capitales, se “secuestran los dólares”, se asesina a un candidato y a personalidades de la política, se intenta llevar a México al primer mundo sin importar que arrastre a millones de mexicanos en extrema pobreza por lo que la nación mexicana se ve envuelta en una dificultad económica que se refleja en una desquiciante devaluación.

De entre el caos surge un presidente quien fue elegido con el voto del miedo, aquel que se da en base a una violencia general y donde se presenta como la opción viable para solucionar problemas emergentes. Entonces Ernesto Zedillo, ya como presidente se compromete a cumplir los Acuerdos de San Andrés que exigían los indígenas insurgentes de las bases zapatistas, después de un tiempo se niega a aceptarlos, alegando que son “antidemocráticos, autoritarios y que no respetan a la minoría”, semejante declaración digna de una monstruosidad social sólo pudiese aplicar a la dictadura del PRI en el poder de 70 años. Claro, como dice el historiador Aubry18, que Zedillo no comprendió los Acuerdos de San Andrés, ni siquiera la palabra pluricultural.

En ese mismo año en el estado de Chiapas se dan a conocer movilizaciones de al menos 6 grupos paramilitares. Estos grupos son en realidad civiles que reciben entrenamiento militar por parte del ejército financiados por el partido de Estado y sobre ellos nos dan una explicación en el documental del Canal 6 de Julio:

El centro especializado de aprendizaje militar “Feuerbach”, especializado en estrategia contrainsurgencia se refiere en sus manuales a las fuerzas paramilitares como aquellas que ayudan a las fuerzas del orden en la búsqueda de la infraestructura de los insurgentes y que junto con la policía separan a estos del pueblo evitando que puedan movilizar fuerzas y recursos. Según el manual, las fuerzas son el escudo detrás del cual discurre el desarrollo político, social y económico. La misión primaria del ejército es proteger a las fuerzas gubernamentales, policíacas y paramilitares ante las fuerzas de combate de los insurgentes.19

La creación de estos grupos es para combatir la insurgencia de los zapatistas, quienes hicieron su aparición el primero de enero del año 1994 y después de confrontaciones bélicas necesarias para tener voz se abren negociaciones de paz.

La función es clara, ellos en total impunidad crean una guerra de baja intensidad, silenciosas, inescrupulosa y lo que da es el resultado de 6 mil desplazados de guerra, de los ataques de las bandas20 mientras el Canal 6 de Julio maneja la cifra de 11,000 desplazados.21 a situación se vuelve crítica, tensa, ya que los desplazados son base zapatista, por lo que siendo que ellos desean evitar las provocaciones para evitar así que entre el ejército, entonces se limitan a soportar las penurias y enfermedades que acarrea el estar viviendo nómadamente en precarias condiciones.

La resistencia e inteligencia de los indígenas quienes luchan por un mundo donde quepan muchos mundos, –se ve reflejada aquí al igual que los estudiantes del 68–, es entonces que las fuerzas represivas no encuentran respuesta a sus provocaciones y planean una provocación conjunta para que respondan los zapatistas.

Sartre, se refiere a un aspecto de la guerra argelina, donde los soldados colonizadores definen a sus enemigos más temibles a esos campesinos silenciosos (…) y puesto que es la unidad de todo un pueblo lo que tiene al ejército clásico en jaque, la única estrategia antiguerrilla positiva es la destrucción de ese pueblo, o dicho de otro modo los civiles, de las mujeres y de los niños.22 Entonces, las fuerzas paramilitares creadas como grupo anti-insurgencia, –además de desplazar a miles de indígenas de acorralarlos–, necesitan dar un ejemplo –que es ineludible de su origen, de su esencia y su naturaleza–, es decir que, tienen que ejecutar un ejemplo para aterrorizar al pueblo, de cometer crímenes de lesa humanidad y sin esa bajeza, los paramilitares no tienen justificación de su existencia o razón de ser.

Es así como el día 22 de diciembre de 1997 se realiza una agresión criminal. Congregados en una pequeña iglesia, oraban familias campesinas, indígenas todos. Llegaron paramilitares y asesinaron a las personas La matanza de indígenas sucede en la comunidad de Acteal municipio de San Pedro de Chenalhó, Chiapas, en donde el resultado son 45 indígenas asesinados, entre los que se cuentan 9 hombres, 21 mujeres y 15 niños (uno de ellos de 1 año de edad). Además de los muertos, quedaron heridos 7 hombres (4 son niños) y 10 mujeres (4 de ellas son niñas).23

Mientras la prensa oficial, en su búsqueda de “libertad de expresión”, si denuncia acontecimientos que pasan en Chiapas, hablan apiadándose del éxodo campesino, muestran preocupación por los pobres, promueven campañas de ayuda y hasta certamen de dibujo para salvar la Selva Lacandona. La cuestión es que lo ven desde arriba, lo ven muy plano. Los medios de comunicación denuncian agresiones a indígenas, pero no dicen quien los comete y cuando lo dicen mencionan que es un problema étnico, de razas, es decir de diferencias de costumbres y las llaman “bárbaras”, y al final lo mandan al archivo muerto. Entonces para ellos sólo existe un problema, “los indios”, ya que, para ellos los paramilitares no existen, las tropas del ejército son ignoradas por la prensa oficial, la policía la hacen impotente ante este desorden. Usando esta política de información hacen tanto énfasis en el problema que la tendencia es culpar a los mismos campesinos por ser base zapatista.

Pero ellos lo transmiten ahora como en un papel neutral, a la vez “objetiva, veraz”, aparentemente y dejan a la sociedad los juicios de las imágenes que presentan, pero como he mencionado, todo lo reducen a un conflicto étnico, por lo tanto no lo ven desde fondo y silenciosamente piden acabar con los focos rojos de rebeldía. Por ejemplo, un periodista de El Nacional, 2 semanas antes declaraba que existía una paranoia en los comunicados de los zapatistas y 4 días antes del suceso trágico de Acteal entrevistó a los paramilitares de Paz y Justicia –en donde ellos justifican su organización–, mismos que fueron identificados como los culpables ejecutores por las mismas bases zapatistas. Después de Acteal este periodista de nombre Gustavo Hirales, –que todos sus artículos anti-zapatistas conforman el libro llamado Chiapas, otra mirada–, hace una pregunta al aire; ¿Cómo es posible que las cosas llegaran hasta donde llegaron en Chiapas?24 Y en sus artículos hace alusión de que Chiapas está convertida en una Yugoslavia mexicana por culpa de los conflictos indígenas y en ningún momento menciona al ejército mexicano. Así procedieron en su mayoría los comunicadores, salvo la excepción de los medios alternativos e independientes y cabe destacar un reportaje para una televisora hecha por el periodista Ricardo Rocha25 y que el gobierno censuró.

La violencia es por definición un acto criminal y eso fue lo que ocurrió ayer en Acteal. Un cruel, absurdo, inaceptable acto criminal que sólo puede tener como respuestas la aplicación más firme y seria de la Justicia.26 Afirmó con animo de castigar a los culpables y hacer justicia, el presidente Ernesto Zedillo. Días más tarde 5,000 soldados entraron a la zona de conflicto en Chiapas. ¿Acaso hubo provocación con el crimen Acteal para que entraran los nuevos soldados o es una coincidencia?

Tortura y genocidio: he ahí la respuesta27 que se les da a los rebeldes, dice Sartre, refiriéndose a los pueblos que apoyan los alzamientos. No les queda más que resistir los embates represores de los poderosos, que se dan siempre de manera vertical, de arriba para abajo.

Atenco 2006

La propiedad privada, o llámese inversión nacional o extranjera, sólo puede protegerse mediante coerción (…) surge, así una relación dominante tan violenta como en las civilizaciones esclavistas, bien manifiesta en la policía, la legislación, el ejército permanente y todo el aparato legal del Estado burgués.28 nos dice Caudwell, y entonces uno se pregunta porque una corporación policíaca va a agredir a unos campesinos floricultores en Texcoco, –que intentaban vender sus flores y fueron desplazados de ese lugar donde año con año ocupaban– y porque termina la represión en Atenco, ¿que tiene que ver Texcoco, con Atenco, los campesinos con los pobladores de Atenco?.

Bueno, podemos decir que son vecinos, que están unidos como organización, que los une el que sean pobres y defiendan sus derechos, pero porque la represión empieza en Texcoco y acaba en Atenco. La respuesta es quizás que se necesita una provocación para atacar a Atenco. Se reprime en Texcoco, porque el lugar que ocupan los floricultores lo quieren para realizar un Walmart y se reprime en Atenco, porque las tierras las quieren para hacer aún un aeropuerto.

Y entonces nos dice Caudwell: Todo el estado burgués gira en torno a la protección coercitiva de la propiedad privada, enajenable y asequible por el comercio para el beneficio privado, y conquistada como un derecho natural.29 continua diciendo que la sociedad burguesa tiene un sueño de libertad. Pero, cuidado, con esa libertad, porque esa libertad de progreso la quieren hacer natural, es decir que todo gire para explotación en la sociedad capitalista. Así, las tierras de los pobladores de Atenco, a la vista de las inversiones, del capital, es una tierra inútil según ellos; por lo tanto se proponen rescatarla comprándolas y crear un megaproyecto.

Entonces por eso se entiende el enfrentamiento en Atenco. Pero en este suceso, juegan un papel importante los noticieros quienes inician su información de la tarde con una toma aérea donde dos personas están golpeando a un policía. La manera de conducir de un exaltado conductor apiadándose del policía, diciendo que es una barbaridad, que en este país puede no puede seguirse dando ese tipo de violencia, que se necesita la fuerza represiva en Atenco, que se necesita solución etc, etc. aquí, lo admirable es que no sólo “informa”, sino exige inmediatamente la intervención del ejército. Bueno aquí surge una pregunta ¿Acaso para reprimir se necesita un uniforme o también se puede hacer desde una pantalla del televisor?

La violencia genera violencia y una provocación tiene dos respuestas posibles, resistir o actuar de igual manera. La violencia hasta ahora había sido provocada por los poderosos, los de arriba, pero ahora es la televisión quien violenta también, de forma mediática, a través de una imagen editada presenta lo que le conviene, como una “realidad objetiva”, pero el problema radica en que la imagen que presento en vivo corresponde a lo que en vivo se ve, es de ese instante preciso, y que esa imagen tiene historia, que llevan 6 horas continuas de enfrentamiento y que existen antecedentes que los noticieros saben y se les olvida, haciendo de su información aparte de imparcial perezosa, arbitraria y opresiva.

Ellos se hacen los occisos no mencionan la provocación que sufrieron los floricultores a las 8 de la mañana de ese 3 de mayo, que los policías destruyeron sus flores primero. Entonces, actúan como jueces, criminalizan lo que ven, sin una investigación previa. Y ¿Cuál es la reacción de toda sociedad, de las fuerzas policíacas? Indudablemente de atacar a los atequenses, dicen: la televisión no miente, mucho menos lo que se ve. Pero, la televisión no da el espacio necesario para aclaración, porque es perdida de tiempo y dinero para ellos y entonces queda la referencia de que Atenco es un pueblo conflictivo. La reacción al día siguiente es: más de 5,000 elementos de la Policía Federal Preventiva, de la policía estatal, de la policía municipal y equipos especiales entraron a las 6 de la mañana para realizar actos de brutalidad, bajo orden de golpear “todo lo que se mueva”.

El presidente Vicente Fox se muestra “preocupado”, por los acontecimientos y el 11 de mayo, desde Viena justificó el uso de la fuerza policíaca en Atenco como vía para traer la paz a los habitantes (de ese municipio) ante una embestida de violencia. Esa es la razón primordial, dijo,30 y habla de un Estado de Derecho, pero acaso los golpeados, los maltratados, las mujeres violadas, y el encarcelamiento de más de 200 personas, además de un niño de 14 años muerto y un estudiante en coma, ¿pueden decir que es verdad, que si existe el susodicho Estado de Derecho?

Ahora existen órdenes de aprehensión contra los miembros de la organización Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. ¿Acaso la provocación no es una clara evidencia de que continúan con la realización del proyecto del Aeropuerto y por lo tanto es necesario acabar con esta organización que ha defendido su pueblo?

Porque Fox, y los medios de comunicación no comentan sobre los atropellos que se realizaron sin orden de aprehensión, del cateo de las casas, del asesinato de un niño por el disparo de un policía. ¿Por qué felicitan a los gobiernos municipal, estatal y federal por su intervención armada? ¿por qué no hablan de las mujeres violadas, acaso, este es el estereotipo de una libertad de expresión a la que tanto anhelaban el sueño de libertad que menciona Caudwell?

Cuando un medio de comunicación proclama con presunción, un periodismo veraz. Es de tener cuidado. ¿Cuantos comunicólogos no se tatúan esta palabra y festejan cada 7 de julio el día de la Libertad de Expresión? pero ¿que y cual es la verdad, de donde viene su verdad? Una verdad contiene realidad, entonces ¿la realidad es objetiva o subjetiva? Entiendo que se van por lo subjetivo, y dan una realidad muy superficial, lejos de una veracidad, lejos de la pericia del acto de informar los hechos. Y en esa verdad subjetiva –bajo el cual según su comfort–, tergiversan y distorsionan los hechos. Informan dependiendo de el ánimo que les da la marca de corbata o traje que portan y en ese estado de animo piensan y sienten que la realidad es conflicto estudiantil, subversión campesina, urbanos antiprogresistas. Entonces aquí los medios están lejos de ser objetivos. Para tener una verdad objetiva depende de quien informe, depende en si de cuanta relación tiene con el poder gubernamental.

En la dictadura de Porfirio Díaz se envió al exilio a toda una etnia: los yaquis –de libro de México Bárbaro Kennet Turner–.31 Los motivos eran porque los gobernantes de Sonora querían las tierras ricas de los yaquis, y en tratos con Díaz, ambas partes concluyen de que los yaquis les estorban en sus negocios, y mandan esclavizar a los indígenas para mandarlos a Yucatán, pero en ese proceso flexibilizar la resistencia yaqui, Díaz tuvo que dar ejemplos de represión para evitar la rebelión de los indígenas. El autor del libro, Turner, recurre a las citas de Santa de Cabora, un escritor mexicano.

El 17 de mayo de 1892, el general Otero, del Ejército mexicano ordenó aprehender a los yaquis, hombres, mujeres y niños que había en la ciudad de Navojoa y colgó a tantos que agotaron las cuerdas disponibles, siendo necesario usar cada una de ellas cinco o seis veces.

Un coronel del ejército, Antonio Rincón, en julio de 1892, tomó prisioneros a doscientos yaquis, hombres, mujeres y niños, y los embarcó en el cañonero El Demócrata, echándolos después al agua entre la desembocadura del río Yaqui y el puerto de Guaymas, pereciendo todos ellos” 32

Cito este caso del exterminio Yaqui, para enfrentar si existe una diferencia evolutiva en la manera de aplicar la ley en México, por un lado están los cientos de muertos de estudiantes en 1968, después los miles de desplazados indígenas en Chiapas y la matanza de Acteal en 1997 y por otro los más de 200 cientos detenidos en Atenco. Estos últimos, que tienen una tierra codiciada por el gobierno para construir el aeropuerto, –así como los yaquis tenían una tierra rica–, ellos, los de Atenco, un siglo antes ¿habrían corrido el mismo destino que los yaquis en el barco El Demócrata?

Bien estos son tres formas de represión, donde los medios de comunicación y el gobierno han cambiado su papel, entre ellos, primero en los años 60’s ordenaba el gobierno federal, ahora a principios de este siglo XXI, son los medios de comunicación quienes al parecer tienen la última palabra.

Por lo tanto, en esta última semana de mayo, acaba de acontecer un acto similar en Cancún, la policía reprimió a familias de una colonia por manifestarse en contra por la creación de un depósito de basura cerca de sus casas. El resultado 4 menores de 15 años al tutelar de menores, 4 adultos entre ellos una mujer y un anciano a la cárcel. Que quede claro, la represión pasó en el 68, y Acteal, pasa en Atenco y Cancún, y esto nos puede pasar a todos. Por que el interés monetario no respeta vidas y siempre ha sometido con represión, desde la conquista hasta ahora, los de abajo son los maltratados.

Para finalizar mencionare una anécdota –relacionada con este artículo– que el poeta italiano llamado Corrado Calabro, menciona en una entrevista. Señala que la televisión valida o invalida la realidad. Y dice que la televisión se ha convertido en el mayor certificador de la realidad y menciona que él siempre toma café en una plaza, en Roma. Hace poco un hombre fue balaceado en el lugar al que va todo los días. Y cuando llego, le preguntó al mesero que había sucedido. Y el mesero contestó: parece que le dispararon a un hombre aquí enfrente, pero no lo ha confirmado el noticiero de la televisión.



Notas

Entrevista publicada en La Jornada, realizada por Hermann Bellingausen al Sub-comandante Insurgente

Marcos los días 8, 9 y 10 de mayo de 2006. http://www.jornada.com.mx

Ibidem, http://www.jornada.com.mx

Jean Paul Sartre, Alrededor del 68, Situations VIII, Editorial Losada, Buenos Aires, 1973.

Ibidem, pp 77.

Cristóbal Caudwell, Una cultura moribunda: la cultura burguesa, Editorial Grigalbo, México, 1970

Ibidem, pp. 63

Ibidem, pp. 71

Me refiero a que en México, en 60’s aún permanecía los efectos del “Milagro Mexicano como discurso.

Cristóbal Caudwell, Una cultura moribunda: la cultura burguesa, Editorial Grigalbo, México, 1970 pp. 71

Citado en videocasete de Canal 6 de Julio en el documental Operación Galeana

Ibidem

Ibidem

Elena Poniatowska, La noche en Tlatelolco, Ediciones Era, México 2003

Ibidem, pp.164-165

Citado en videocasete de Canal 6 de Julio en el documental Operación Galeana

Ibidem

Cristóbal Caudwell, Una cultura moribunda: la cultura burguesa, Editorial Grigalbo, México, 1970 pp. 71

Citado en videocasete de Canal 6 de Julio en el documental Acteal

Ibidem

Subcomandante Marcos, Desde las montañas del sureste mexicano, Plaza & Janes Editores, México, 1999.

Citado en videocasete de Canal 6 de Julio en el documental Acteal

Jean Paul Sartre, Alrededor del 68, Situations VIII, Editorial Losada, Buenos Aires, 1973, pp. 83

Subcomandante Marcos, Desde las montañas del sureste mexicano, Plaza & Janes Editores, México, 1999, pp. 299

Gustavo Hirales, Chiapas, otra mirada, Colección la memoria del Tlacuilo de El Nacional, México, 1998, pp. 285-308

Gloria Muñoz R., EZLN:20 y 10, l fuego y la palabra, La Jornada Ediciones, México, 2003, pp. 143.

Citado en videocasete de Canal 6 de Julio en el documental Acteal

Jean Paul Sartre, Alrededor del 68, Situations VIII, Editorial Losada, Buenos Aires, 1973, pp. 83.

Cristóbal Caudwell, Una cultura moribunda: la cultura burguesa, Editorial Grigalbo, México, 1970 pp. 63

Ibidem, pp. 63

Publicada en La Jornada, el día 12 de mayo de 2006. http://www.jornada.com.mx

John K. Turner, México Bárbaro, Editores Mexicanos Unidos, México, 2004

Ibidem, pp. 32-33

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