miércoles, abril 01, 2009

Comunicado de la Red Mexicana de Trabajo Sexual

Postura de la Red Mexicana de Trabajo Sexual ante el Encuentro Nacional de la Alianza Democrática de Organizaciones Civiles (ADOC) de los días 27 y 28 de marzo en Oaxaca


Nuestras reflexiones son el producto de una discusión política que iniciamos en el año 1993 y que el alzamiento armado indígena zapatista del 1 de enero de 1994, así como la llamada apertura democrática, la posterior alternancia en el poder y el lanzamiento de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, inevitablemente le han dado cuerpo y la han transformado hasta lo que hoy presentamos en este documento. Dichas discusiones han nacido en un contexto de prevención del VIH/Sida como práctica de la libertad entre trabajadoras y trabajadores sexuales de nivel socioeconómico bajo y se han articulado en torno a los grupos de apoyo de la Red Mexicana de Trabajo Sexual.

A la pregunta de la ADOC de si “es posible reconstruir una identidad política de las organizaciones sociales” (ONGs), contestamos que sí; siempre y cuando no olvidemos que dichas iniciativas configuran lo que Louis Althusser señaló como aparatos ideológicos de Estado, que están al servicio de dicha institución social y si el Estado nacional representa los intereses del capital, así su composición de clase sea diferente a la actual en un “futuro próximo”, las ONGs le “sirven” a dicha institución (el Estado nacional) y se sirven de ella como profesionales de la política. Tomando en cuenta está contradicción, quizá podamos avanzar en la construcción de un referente colectivo que no busque “suplantar” a pueblos o comunidades con activistas especializados en “la gestión social” que se conviertan en intermediarios del “desarrollo social”, “la lucha por la democracia” o “la lucha de clases” en México, como generalmente ha ocurrido.

No compartimos los objetivos políticos de la “Alianza Democrática de Organizaciones Civiles “ADOC” en cuanto a impulsar reformas políticas y socioeconómicas, subsanar el déficit de representación de los sectores sociales o buscar la interlocución de las ONGs ante FECAL y su partido.

Pensamos que el camino reformista del Estado mexicano está agotado y que sólo nos resta, coordinar luchas, movilizarnos contra el régimen actual, derrocarlo por vías pacíficas y construir un nuevo modelo de país donde se puedan establecer las bases para erradicar la contradicción entre el capital y el trabajo, para subsanar la contradicción entre lo masculino y lo femenino (las mujeres y lo lésbico gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual), así como para eliminar la contradicción entre el trabajo material y el trabajo intelectual expresado en las luchas sociales entre dirigentes, dirigentes y dirigidos, dirigidas, con una ética comunista, feminista y anarquista.

A la pregunta de la ADOC de “qué es aquello que parece hacer irreformable al régimen político mexicano”, contestamos que las relaciones sociales que entraña dicho régimen están al servicio del gran capital y que mientras no lo destruyamos, quienes lo controlen van a estar supeditados a los dueños del dinero y no van a servir a su pueblo o comunidad.

Lo que sí compartimos con la ADOC y es lo que hoy nos congrega en este encuentro en Oaxaca como observadores, es el compromiso de articulación amplia con otros movimientos sociales que trabajen en la construcción de un México más justo y democrático, más allá de cualquier coyuntura electoral. La búsqueda de la unidad en las acciones directas y comunitarias no partidistas ni electoreras.

Sobre la interpretación que se hace en el Informe ADOC sobre Perspectivas Políticas 2009, en torno a la definición política de La Otra Campaña, donde se interpreta que “no plantea ningún programa revolucionario, y tampoco reforma ni revolución”, ofrecemos nuestra humilde opinión.

El Programa Nacional de Lucha, es una iniciativa colectiva donde están representadas muchas expresiones del movimiento nacional anticapitalista, urbano, popular, indígena y campesino, que si bien no plantea la lucha armada como camino para acceder al poder, sí formula la necesidad de coordinación mínima para derrocar al régimen de FECAL por vías pacíficas.

Sin embargo, al interior de la Otra Campaña, conviven diferentes tendencias del movimiento nacional anticapitalista y por lo menos una de ellas, “La Otra Obrera”, si se articula en función de un programa clásico revolucionario que busca a grandes rasgos expropiar y socializar los medios de producción, derrocar al régimen y tomarse el poder por la vía de un gran alzamiento popular, planteando la necesidad de coordinarse con las demás expresiones del movimiento anticapitalista nacional.

Los pueblos, tribus, naciones y comunidades indígenas, que no sector de la Otra Campaña, representados en el Congreso Nacional Indígena (CNI), se articulan en torno a dichos ejes pero no reivindican la toma del poder, sino la conformación de redes horizontales de poder que obliguen a obedecer a quienes quieran mandar, a través de asambleas populares y de la fundación de policías comunitarias que no dependan ni se articulen con el Estado. También reivindican los acuerdos de San Andrés Larrainzar y han acordado ponerlos en práctica de manera unilateral, oponiéndose a las leyes estatales sobre derechos y cultura indígena.

Los activistas de la Otra Campaña, hombres y mujeres, buscamos soluciones, respuestas y salidas concretas o específicas a los problemas que plantea la gente a través de sus demandas inmediatas. Sino fuera así, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra no hubiera apoyado a un grupo de floristas de Texcoco. Brigada Callejera no se hubiera movilizado el año pasado contra Calderón y Ebrard en busca de garantizar el acceso universal de medicamentos genéricos intercambiables para el SIDA. La Red Mexicana de Trabajo Sexual no defendería el derecho a la autodeterminación de las trabajadoras y los trabajadores sexuales. Compas del CIPO – RFM no hubieran enarbolado la bandera contra Ulises Ruiz. Indígenas cocas comuneros de Mezcala Jalisco, no estuvieran luchando para recuperar territorio invadido y oponerse al despojo de la Isla del Tiburón para que el gobierno federal, estatal y local, celebren el bicentenario de la independencia. El partido de los comunistas, no estuviera picando piedra para rescatar los restos de los mineros de Pasta de Conchos, entre otros múltiples casos.

Si bien es cierto que el EZLN rompió relaciones con la izquierda partidaria, especialmente con el PRD como lo señala la ADOC, también es cierto que la Sexta Declaración de la Selva Lacandona señaló que ante los comicios del año 2006, la opción no era votar o no votar, sino luchar contra la represión, la explotación, el despojo y el desprecio, los cuatro ejes del capitalismo. Sin embargo, sí hubo quienes convocamos a no votar.

Durante el año 2006 y 2007, vimos como el PRD y PSD, entre otros partidos políticos con registro, trataron de infiltrar a la Otra Campaña y de manipular las decisiones colectivas de algunas unidades organizativas de trabajo, particularmente organizaciones políticas, para supeditar las luchas sociales a planteamientos políticos que al final sacrificaban a las primeras en aras de fortalecer a AMLO.

Pensamos al igual que la ADOC, que “lo que inició una crisis poselectoral puede desembocar en una crisis mayor, incluso en la crisis de las instituciones políticas del país”; que seguramente con la presión de la actual crisis terminal del capitalismo y de los diferentes movimientos sociales que no ONGs, que no buscan ser institucionalizados, destruirán al régimen actual.

Consideramos que el asunto no es modificar el TLC como lo plantea la ADOC, que garantiza entre otras cosas la explotación de las patentes de medicamentos e insumos para la salud, como los antirretrovirales (ARV) para personas que viven con VIH/Sida; sino derogarlo completamente y promover acuerdos regionales con el resto de Latinoamérica y el Caribe donde no se privilegie a las trasnacionales y a sus “derechos de propiedad industrial”, que sólo traen saqueo, muerte y destrucción a nuestros pueblos. Al respecto pensamos que no se trata de humanizar al TLC, que privilegia a trasnacionales y monopolios, sino de plantear otras opciones diferentes y derogar a este instrumento.

Creemos que el problema no es “el déficit de representación de las organizaciones sociales en los espacios decisorios” y en la institucionalidad política como lo plantea la ADOC. Nos parece que una alternativa a este planteamiento es fortalecer la articulación de movimientos sociales tendientes a ejercer presión sobre quienes toman decisiones y así obligarlos a servir a las causas de la gente, las comunidades y la nación y de paso prepararnos con la gente para las situaciones políticas que se nos vienen encima.

Hemos visto cómo activistas de organizaciones sociales son cooptados por gobiernos de todos los partidos políticos electorales incluyendo al PRD, PT y Convergencia y cómo sus ONGs son reducidas a meros intermediarios clientelares entre las bases y diferentes sectores de la clase política o al papel de asesores que deben callar ante las determinaciones de sus amos y traicionar las causas que decían defender, en aras de garantizar el presupuesto de operación de sus iniciativas ciudadanas.

Sobre los retos actuales plantados en el documento de discusión de la ADOC, consideramos que un falso dilema es obtener o no candidaturas cedidas por los partidos políticos. Como organización, nuestra postura es promover el abstencionismo razonado entre las trabajadoras y los trabajadores sexuales que acompañamos y servimos ante el bombardeo electorero y las “falsas promesas de amor” propias de la coyuntura actual que se repiten incesantemente en cada elección que hemos atestiguado desde 1993. A partir de 1998, el segundo encuentro nacional de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, planteó la necesidad de construir independencia y autonomía con respecto a los diferentes niveles del gobierno mexicano, con respecto a los partidos políticos, con respecto a funcionarios públicos y empresarios de diferente índole, no sólo industriales del sexo. Este planteamiento es mandatario en la RMTS y no lo vamos a soslayar en este momento.

En lo que respecta a la observación electoral planteada por la ADOC, las enseñanzas de las elecciones internas del PRD en el Distrito Federal, son más que elocuentes; así como las elecciones de 2006 donde AMLO y sus seguidores fueron incapaces de defender su triunfo electoral. Sin embargo, quienes promuevan el voto, deberían defenderlo y por tanto participar como observadores electorales como lo propone la ADOC, nuestra organización no contempla está opción por las razones señaladas.

Integrantes de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, iniciativa que aglutina a poco más de 3,500 trabajadoras y trabajadores sexuales en el país, ha apoyado diferentes iniciativas legislativas tendientes a obtener el reconocimiento de los derechos laborales de este sector de la clase obrera y sólo hemos encontrado manipulación, cooptación, represión y desprecio. Hemos participado en varias modificaciones a la Norma Oficial Mexicana (NOM) sobre las especificidades de los condones de hule látex y la NOM para la prevención y control del VIH/Sida; así mismo, logramos con otras personas y organizaciones civiles en el marco de la “Coalición de activistas por el acceso universal en VIH/Sida” la reducción de hasta el 50% de los antirretrovirales (medicamento para personas que viven con VIH/Sida) de todas las farmacéuticas menos una y la simplificación administrativa para la importación de dichos medicamentos donde el documento preponderante que se exige es el “Certificado de Buenas Prácticas”. Todo esta lucha por el “acceso universal” sólo le dio oxígeno al gobierno de FECAL para que termine su sexenio sin mayores presiones por desabasto, que ya empezaron a escucharse en el primer trimestre de 2009. Sin embargo, ni el gobierno federal ni la Coalición, contábamos con los despidos en masa, producto de la actual crisis endémica del capitalismo. También podemos señalar que a la fecha contamos con 12 propuestas de iniciativas de ley, 4 propuestas de reglamento y 7 propuestas de políticas públicas que forman parte del capítulo de buenas intenciones y del archivo muerto de la RMTS. Recordemos que el camino al infierno está tapizado exactamente de esas buenas intenciones y el infierno en este caso es el de la Reforma del Estado, planteado por la ADOC.

Consideramos que nuestra agenda histórica está incluida en el Programa Nacional de Lucha de la Otra Campaña y que en un diálogo con otros movimientos sociales y organizaciones políticas sin registro y sin aspiraciones a formar parte de la clase política o a servirle y servirse de ella para intereses personales o de guethos; lograremos instalar una nueva Constituyente como lo señala la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, después de derrocar al régimen por vías pacíficas. Nueva Constituyente que no se ciña a los logros de la revolución mexicana de 1917, sino que avance en la construcción de un modelo de país donde las personas, la naturaleza y la dignidad humana dejen de ser oportunidades de negocios, donde se establezcan las bases económicas para destruir al capitalismo y las bases sociales para confrontar a dirigentes – dirigentes con dirigidos – dirigidas. Nueva Constituyente no reformista que destruya al Estado y a sus aparatos de dominación, donde una Revolución Cultural a la mexicana nos permita desmantelar al priísta (panista, perredista, socialdemócrata, es igual) y gandalla que todas las personas llevamos dentro, así como al patriarcado que también ha echado raíces en el seno de las organizaciones feministas “con rostro de mujer”.

Todo lo anterior debemos empezarlo en nuestra cotidianeidad, tejiendo nuevas relaciones sociales desde nuestra intimidad, hasta lo comunitario, de lo comunitario a lo local, hasta lo regional, lo nacional y lo internacional.



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